jueves, 1 de septiembre de 2016

EL CASTILLO DE SAN PEDRO

Muchos de los habitantes de esta ciudad huérfana de afectos, que conocemos por Huelva, piensan que la ciudad vino o surgió con el polo químico de desarrollo, como así lo llamaron en los años 60, y que nada de lo que antes aquí pudiera haber existido, merecía siquiera escasos minutos de atención.

Sin embargo, y como así lo demuestran los últimos hallazgos arqueológicos, Huelva, es ni más ni menos que el asentamiento conocido más antiguo de occidente. Las pruebas, las huellas, no se encuentran a la vista, hasta eso la desdichada historia reciente de esta ciudad, se ha afanado en ocultar, pero por esta tierra pasaron milenios de vida y civilización. Sólo por ello merece el mayor de los respetos antes siquiera de pronunciar palabra alguna en su contra.

Dentro de los hitos destacables de la muy antigua Onuba, se encuentra el desaparecido Castillo que se alzaba sobre el Cabezo de San Pedro, asi como las murallas que lo circundaban sobre la colina que dominaba toda la visión de la ría,completando lo que fue una fortaleza defensiva en una posición estratégica para la defensa de la ciudad y la costa.

Infografía de la reconstrucción del Castillo de San Pedro.
 Desde tiempos de los romanos, las crónicas ya recogían que Onuba era una ciudad fortificada, pero pensemos que la fisonomía de Huelva en aquellos tiempos debía ser muy distinta a la que hoy tiene la ciudad, adentrándose el mar y sus marismas hasta bien cerca de las laderas de los cabezos, que se levantaban así entre angostos pasos, que constituían, a su vez, una defensa casi natural de la ciudad, y un lugar más que acertado para levantar una fortaleza.

También estas crónicas reflejan la mención al alcázar que poseía la pequeña población de Huelva en el momento de la reconquista cristiana. Pensemos que sería parecida a la alcazaba almeriense, aunque seguramente de menores dimensiones.
Infografía sobre cómo fue el Castillo de San Pedro y las murallas que lo circundaban
En Huelva, no tuvimos esa suerte de la que pueden presumir hoy en día poblaciones que muestran orgullosas sus fortalezas medievales. No, en nuestra ciudad, la vocación siempre fue, construir y derruir. Y el Castillo no fue una excepción.

Su declive ya comienza a comienzos de 1500, cuando la fortaleza empieza a quedar sin uso al extenderse la ciudad en la zona baja, y partes de la misma quedan al albur de aquellos que necesitan sus bloques de piedra para levantar edificaciones en la zona de extensión de la ciudad.

El castillo pasará, junto con toda la villa, a manos de los condes de Niebla (Alonso Pérez de Guzmán), ya en el siglo XVI, convirtiéndose en la residencia de los mismos en 1599, para lo cual hubo que acometer obras de mejora.

El castillo seguirá siendo residencia de los condes hasta el año 1640, cuando se construye en la prolongación de la calle Concepción, en la que conocemos hoy como Calle Palacio, la nueva residencia de los condes, y de la que hoy se conserva poco más que las fachadas externas, siendo sede el actual edificio de las oficinas del banco Santander. Tal sería ya el mal estado del castillo que hasta para la construcción del palacio, junto a la Plaza de las Monjas, se usarán piedras del mismo, contribuyendo a su desmantelamiento gradual.

El devenir de los años, las catástrofes naturales, el terremoto de Lisboa de 1755, el siguiente de 1789, acabaron por apagar para siempre la silueta de una fortaleza que ahora parece mítica. A mediados del siglo XIX casi no quedaban vestigios del mismo ni por supuesto de la fortaleza que lo circundaba.

Otro capítulo más perdido en la tierra reina de la destrucción del patrimonio.

Huelva además de brillar por la destrucción de su patrimonio histórico, es la diana de las promesas incumplidas de cuantos políticos y partidos han pasado por su gobernanza. 




Así, la recuperación del Cabezo de San Pedro, y de su memoria histórica, para convertirlo en un mirador privilegiado para toda la ciudad, ya figuraba en el PGOU del año 2000 como uno de las más destacadas actuaciones.

Así se recogía en el folleto informativo presentado al respecto:

Entroncar formalmente con el pasado histórico del Cabezo de San Pedro, es un objetivo fundamental del plan. Se trata de reinterpretar desde la modernidad la vieja fortaleza, permitiendo la evocación de unas estructuras históricas desaparecidas. Para ello se propone reconstruir las trazas del Castillo a partir de los elementos estructurales de éste; desde los pequeños muros exteriores que lo diferencien del futuro parque, hasta los potentes volúmenes a escala originaria del ala norte que permitan comprender visualmente el impacto histórico del castillo en el conjunto de la ciudad.”

Dieciséis años después, sólo la palabrería vacía permanece. El Cabezo de San Pedro, sigue en manos privadas, nada se ha hecho por intentar recuperar para la ciudad un enclave de la singularidad e importancia que este lugar atesora.

No hay reinvento del castillo, no se han llevado a cabo las exprociaciones necesarias, ni mucho meos se ha construido tampoco el parque mirador, es más, el cabezo ha sido de nuevo perforado y reducido a fin de hacerle hueco a una nueva edificación en altura, adosada a él, en estos últimos meses de 2016, algo completamente vergonzoso y denunciable, que afianza más la nueva intención política de enterrarlo entre edificios, bien lejos de convertir el lugar en parque mirador, y darle la importancia que tuvo durante siglos.

Sólo tenemos las maquetas que un día presentaron, y que hoy en día sólo sirven para convencernos del poco calado, habilidad y capacidad de lucha de un clase política sumamente incapaz de aportar valor a esta ciudad.